EL NUEVO CENTRO VITAL Y EL ESCENARIO MUNDIAL I
Con el fin de la Guerra Fría y el colapso del comunismo en Europa Oriental hace aproximadamente tres décadas, parecía que luego de una larga historia de vicisitudes, la democracia liberal había arribado a un escenario en el cuál ya no tendría que enfrentar proyectos político-ideológicos rivales de consideración. Sería difícil relatar lo ocurrido desde entonces hasta ahora identificando las razones precisas por las que "el fin de la historia" no sucedió como algunos lo anticipaban. Desde luego, el fracaso del neoliberalismo manifestado en la serie de crisis financieras que confluyeron en la gran recesión (2008-2012(¿?) el ataque a las Torres Gemelas y la arrogancia en la respuesta del unilateralismo bushiano que condujo a la intervención en Irak con todas sus efectos sobre la legitimidad y credibilidad de la "Pax Americana" y sus consecuencias geopolíticas fueron factores centrales en este desenlace. El hecho es que actualmente, la democracia liberal se encuentra seriamente amenazada en todo el mundo, incluso en su "cuna moderna", los Estados Unidos.
No es necesario exagerar las dimensiones del peligro, para percatarse de que soslayarlas representa un error con probables serias consecuencias para el presente y futuro de la democracia liberal. El enemigo principal ahora es el populismo nacionalista (sobre todo de ultraderecha) que, frecuentemente asume el poder mediante el voto popular para luego asumir un carácter más o menos autoritario y personalista, atentando, a veces de forma subrepticia y, en otras de manera descarada, en contra del componente cívico y liberal de la democracia moderna, libertad de expresión, derechos de las minorías, etcétera . El populismo nacionalista está emparentado con los del pasado, en particular con el fascismo, pero a la vez es distinto a sus antecesores como el fascismo.
En ocasiones resulta frustrante observar que los "demócratas liberales" en distintos países del mundo reaccionan tímidamente frente a los embates agresivos e incluso violentos del populismo nacionalista. En 1949, Schlesinger ofreció una explicación al respecto, que me parece de enorme vigencia, cuando se preguntaba "¿Por qué la democracia (liberal) no cree en sí misma con pasión?¿Por qué la libertad no es un credo de lucha?" A lo que respondía: "En parte debido a que la democracia (liberal), por su propia naturaleza, disipa en lugar de concentrar su fuerza moral interna. El impulso de la fe democrática se aleja del fanatismo y se inclina hacia el compromiso, la persuasión y el acuerdo en política, hacia la tolerancia y la diversidad en lo social; su fundamento económico yace en la fácilmente espantada clase media. Su amor a la variedad desanima el dogmatismo, y su amor al escepticismo rechaza el culto al héroe o la personalidad. El defensor de la sociedad libre se define a sí mismo expresando a lo que se opone: lo que propone son cierto medios y deja que otras personas llenen los medios con contenido. Actualmente, la democracia (liberal) está pagando el precio del cultivo sistemático de sus virtudes pacíficas y racionales. Muchos hombres vivirán y morirán por un dogma; nadie será un mártir por una conclusión". (Continuará en este BLOG)
No es necesario exagerar las dimensiones del peligro, para percatarse de que soslayarlas representa un error con probables serias consecuencias para el presente y futuro de la democracia liberal. El enemigo principal ahora es el populismo nacionalista (sobre todo de ultraderecha) que, frecuentemente asume el poder mediante el voto popular para luego asumir un carácter más o menos autoritario y personalista, atentando, a veces de forma subrepticia y, en otras de manera descarada, en contra del componente cívico y liberal de la democracia moderna, libertad de expresión, derechos de las minorías, etcétera . El populismo nacionalista está emparentado con los del pasado, en particular con el fascismo, pero a la vez es distinto a sus antecesores como el fascismo.
En ocasiones resulta frustrante observar que los "demócratas liberales" en distintos países del mundo reaccionan tímidamente frente a los embates agresivos e incluso violentos del populismo nacionalista. En 1949, Schlesinger ofreció una explicación al respecto, que me parece de enorme vigencia, cuando se preguntaba "¿Por qué la democracia (liberal) no cree en sí misma con pasión?¿Por qué la libertad no es un credo de lucha?" A lo que respondía: "En parte debido a que la democracia (liberal), por su propia naturaleza, disipa en lugar de concentrar su fuerza moral interna. El impulso de la fe democrática se aleja del fanatismo y se inclina hacia el compromiso, la persuasión y el acuerdo en política, hacia la tolerancia y la diversidad en lo social; su fundamento económico yace en la fácilmente espantada clase media. Su amor a la variedad desanima el dogmatismo, y su amor al escepticismo rechaza el culto al héroe o la personalidad. El defensor de la sociedad libre se define a sí mismo expresando a lo que se opone: lo que propone son cierto medios y deja que otras personas llenen los medios con contenido. Actualmente, la democracia (liberal) está pagando el precio del cultivo sistemático de sus virtudes pacíficas y racionales. Muchos hombres vivirán y morirán por un dogma; nadie será un mártir por una conclusión". (Continuará en este BLOG)
Comentarios
Publicar un comentario